Cuando nos enamoramos, estamos en la misma frecuencia vibratoria, sintonizados y sincronizados, por lo que muy rara vez algo nos molesta, por el contrario, siempre buscaremos la manera de entender cualquier acción, actitud o respuesta con la idea de minimizar cualquier error proveniente de esa persona.
¿Por qué? porque queremos vivir en paz, en plenitud, porque el único lenguaje aceptado en la misma frecuencia vibratoria es el amor y el entendimiento, porque por encima de todo se busca la armonía, con la intención de que ambos estemos de acuerdo, satisfechos y felices.
Y entonces…¿Por qué se extravía el amor? porque comienza el desinterés disfrazado de confianza a tomar protagonismo en la relación, y poco a poco cuando menos lo imaginamos, la gran indiferencia se apodera de todo y aparece el desamor, los malentendidos, la falta de complicidad, las discusiones algunas veces sin sentido acompañadas de la reactiva y falta de comprensión.
¡También aparece otro protagonista! El Ego…, el gran gestor de los sentimientos negativos, ese que se encarga de distorsionar la realidad para darle paso a crear y a exteriorizar suposiciones.
En consecuencia, una alerta de emociones nos hace buscar aquel sentimiento tan inmenso que un día existió! y comenzamos a buscarlo, por los rincones…, en el tiempo, en el espacio, en el aire… pero… está extraviado! no lo encontramos…
Este es el escenario de lo que sucede cuando las energías del amor no se cuidan. Si levantamos muros de indiferencia y ego, el amor se extravía y si no reaccionas a tiempo, se pierde…
La realidad y lo más sano en toda relación, es que ambos sean independientes en todos los sentidos, que ambos transiten su propio camino, pero que al final de cada día sea un mismo destino alineado con las energías del amor, para que al encontrarse se tomen de las manos y continúen vibrando en la misma frecuencia!
El amor es el sentimiento de más alta vibración que existe, es una fuente de energía que todo lo cura, es un complemento de sí mismo, es la llave de la felicidad.
Si lo tienes cuídalo, si se te extravío búscalo, y si lo encuentras cuídalo y atesóralo, porque es un regalo de Dios.
Con Cariño
Patricia Arceneaux